Área de identidad
Tipo de entidad
Persona
Forma autorizada del nombre
Mijares de Solórzano, José Ignacio
Forma(s) paralela(s) de nombre
Forma(s) normalizada del nombre, de acuerdo a otras reglas
Otra(s) forma(s) de nombre
Identificadores para instituciones
Área de descripción
Fechas de existencia
1684 - 1742
Historia
Caracas 31.1.1684 —
Ocaña (Colombia) 20.5.1742
Sacerdote. Escritor. Rector de la Real y Pontificia Universidad de Caracas entre 1732 y 1734. Hijo de Juan Mijares de Solórzano, primer marqués de Mijares, y de Teresa de Tovar y Pacheco. Siguiendo su vocación religiosa, estudia en el Seminario de Caracas y para obtener sus títulos universitarios viaja a Santo Domingo (hoy República Dominicana) para los exámenes de rigor (1709-1710); le son otorgados los grados de maestro en filosofía y en teología. Sigue desarrollando sus talentos en el Seminario de Caracas (1711-1719) como catedrático de prima y alcanza ser dignidad magistral en el Cabildo Eclesiástico, Se destaca como orador sagrado y su labor es recogida en una obra de 3 volúmenes Sermones magistrales, publicada a partir de 1732, gracias al mecenazgo de su cuñado el conde de Tovar. Ocupó los cargos de examinador sinodal de la diócesis caraqueña, comisario subdelegado de la Santa Cruzada, vicario de las monjas Concepciones y regente de estudios del Seminario. Papel importante jugará en la creación de la Real y Pontificia Universidad de la que llegó a ser regente y rector magnífico, designado el 12 de septiembre de 1732. En 1738 es nombrado deán de la catedral. Por real cédula de 1739 es designado para ocupar la sede episcopal de Santa Marta (Colombia); las bulas de Benedicto XIV no fueron expedidas hasta noviembre de 1740. Partió por tierra en 1741, vía Maracaibo, y fue consagrado en Cartagena de Indias, el 27 de agosto de 1741. De las primeras acciones de Mijares como obispo electo, consta el detalle de ser mecenas para la publicación de una importante obra histórica: Floresta de la Santa Iglesia Catedral de Santa Marta por el alférez José Nicolás de la Rosa. Emprendió pronto su visita diocesana, y en ella le sorprendió la muerte en Ocaña, o sus alrededores.